que el agua hace silencio.
Casas que se ayudan
a escalar por el valle, de tan viejas
se preparan para yacer eternidades
bajo el bostezo del viento.
Pinos
que con altísima curiosidad se asoman
a la orilla de los caminos para dejarse
contemplar
desnudos sin miedo a ruborizarnos.
Río
que pasa,
que ni a penas nos saluda
y que al ser descubierto se oculta luz
dentro
de cada piedra.
Luna
de escarcha que se juega a muerte su
propia lejanía,
desguace atroz es el alba que llora.
Noche
que asciende gata por tejados y
chimeneas
hasta coronar montañas
hasta abrir el cielo.
que bajan con voluntad de niebla
con la responsabilidad de dejarnos más
solos
y más perdidos todavía.